Transparencia en partidos políticos

La carencia de transparencia es una de las principales razones de la baja reputación de los partidos políticos en Chile. Según la Auditoria a la Democracia (2012), sólo un 9% de los chilenos afirma tener confianza en los partidos políticos, y sólo un 40% opina que son indispensables para la democracia. Consistente con ello está el recién publicado Barómetro Global de Corrupción de Transparency International (2013), que identifica a los partidos políticos como las instituciones peor evaluada, tanto en Chile como a nivel internacional.

¿Cómo confiar en una entidad que no transmite en forma entendible su organización, misión, principios, programas, propuestas y lo que realiza? ¿Cómo confiar en algo que no tiene rostro identificable?.

La desconfianza sistémica hacia los partidos políticos aumenta los costos transaccionales de la política, impulsa a la ciudadanía a emprender una comunicación directa hacia el Estado y afecta a los partidos que buscan ser transparente. Por el contrario, la transparencia crea la confianza necesaria para acercar a la ciudadanía a un partido político, para vincular a la cúpula partidaria con sus miembros o para unir a los parlamentarios a su partido. Para ello la confianza debe fundarse en unos principios, en un contenido:; en definitiva, en un programa.

Es una realidad que los partidos políticos no han hecho un verdadero esfuerzo para generar confianza hacia ellos. Es posible que una causa sea el propio sistema binominal, que asegura una posición demasiado cómoda a los mismo y deriva en una suficiente competencia en la actividad partidaria. Sin competencia, no existe un incentivo real para ser transparente. No obstante, es indispensable promover la transparencia al interior de los partidos, y el proyecto de ley presentado en mayo pasado por el Ejecutivo constituye un avance importante, considerando que los 16 partidos inscritos en el Servel están cumpliendo actualmente solo un 38,5% de los estándares de transparencia propuestos en dicha iniciativa.

Independiente de la influencia que pudiera tener el sistema electoral chileno sobre este resultado, cabe recordar la «ley de hierro» (Robert Michels), que advierte que los partidos políticos siempre tienden hacia estructuras oligárquicas, de forma natural. Una vez formado el partido, su élite se independiza de las masas que debe representar, por su interés natural de mantenerse en el poder.

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