LA FRAGILIDAD DE LA ADP

Señor director:

“Hubiese esperado, al menos, que me conocieran, pero nunca me reuní con ellos”. Esta fue la frase con la que Francisca Florenzano, ex directora del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda), se refirió a su salida y demuestra la fragilidad que está viviendo el sistema de Alta Dirección Pública (ADP).

La reforma de 2003 y la implementación de este mecanismo han traído réditos positivos y son un avance respecto del sistema anterior, donde reinaba la discrecionalidad. Pero el sis- tema quedó corto y en muchos casos no está cumpliendo su función. No es lógico que personas elegidas por concurso, que pasaron una serie de etapas para llegar a cargos de alta dirección, puedan ser removidas por la simple voluntad discrecional del gobierno de turno. Atenta contra la profesionalización de ciertas tareas de Estado que exceden al carácter político. La discrecionalidad, además, termina siendo costosa para el Estado, ya que debe indemnizar a los que remueve, iniciar un nuevo concurso, entrenar a quien provisionalmente acceda al cargo, etc.

La discrecionalidad total en el manejo de recursos humanos en el Estado conlleva malas prácticas, como el cuoteo, la opacidad y el desincentivo a ciudadanos que ajenos a la contingencia política tengan vocación por lo público. No se plantea -en ningún caso- que el gobierno de turno pierda su capacidad de ejecución: para eso están los cargos de designación exclusiva. Tampoco se plantea tener funcionarios inamovibles, pero sí un sistema de remoción reglado.

El programa de la Presidenta Bachelet, en su página 56, critica la discrecionalidad en la remoción de cargos de ADP y denuncia la fragilidad del sistema, proponiendo mejoras. Es de esperar que éstas se hagan realidad en los próximos cuatro años.

Gonzalo Delaveau Swett

Presidente Chile Transparente