ARGENTINA | Transparencia Internacional es optimista por los avances judiciales.

 

casos-de-corrupcion-2245588w620«Sí, creo que en la Argentina es posible un proceso de mani pulite. Es perfectamente posible.» José Ugaz, presidente de Transparencia Internacional, exhibió un tono optimista al referirse a los últimos avances de la justicia de nuestro país para investigar los escándalos de corrupción que salpican al kirchnerismo. Enfatizó que la Argentina empezó a transitar por los mismos andariveles de Brasil, Panamá y Honduras, países donde encumbrados funcionarios públicos y empresarios acusados de corrupción ya cayeron presos.

Ugaz, de visita en nuestro país, participó ayer de la presentación del informe anual 2015 sobre corrupción y transparencia que elaboró Poder Ciudadano, Capítulo Argentino de Transparencia Internacional. El informe contiene diez capítulos con distintas temáticas que van desde la independencia de la Justicia, los organismos de inteligencia, el acceso a la información pública, la publicidad oficial, la transparencia electoral y los escándalos de corrupción en el fútbol, entre otros, todos ellos escritos por destacados juristas, académicos y periodistas.

Una paradoja: la presentación tuvo lugar en el imponente Centro Cultural Néstor Kirchner, un ícono del anterior gobierno hoy investigado por millonarias maniobras de corrupción.

Encabezado por Hugo Wortman y Pablo Secchi, presidente y director ejecutivo de Poder Ciudadano respectivamente, el panel estuvo integrado por el periodista Hugo Alconada Mon, prosecretario de Redacción de La Nación; la diputada Margarita Stolbizer (GEN); el embajador de Canadá en la Argentina, Robert Fry, y, como protagonista excluyente, Ugaz, jurista peruano que encabezó la investigación que encarceló al ex presidente de su país Alberto Fujimori y a su mano derecha, Vladimiro Montesinos.

«La corrupción ha evolucionado en todo el mundo y se ha convertido en una «gran corrupción»», advirtió Ugaz, quien insistió en que el principal desafío de los países que avanzan en su combate es sostenerlo en el tiempo.

«Para luchar contra la corrupción, es fundamental la voluntad política. Y si ésta no existe, pues está la movilización de la gente. La gente movilizada fue lo que provocó que en Panamá el presidente fuera preso. Miren lo que sucede en Brasil (con el caso Lava Jato). También en Honduras, en Guatemala», enumeró.

«Gran corrupción»

Según Ugaz, «la corrupción es un impuesto que pagan los pobres», y si éste ha devenido en una «gran corrupción» es porque, a diferencia de años anteriores, quienes cometen estos actos «son políticos con poder político y/o económico». Además, la «gran corrupción» moviliza enormes cantidades de recursos y provoca un enorme impacto en los derechos humanos, insistió.

«La corrupción mata, genera analfabetismo e impide el acceso a la vivienda, a la salud y a los derechos básicos», recalcó.

La diputada Stolbizer, por su parte, hizo hincapié en la necesidad de sanear las instituciones como forma de garantizar la gobernabilidad. «Gobernabilidad no es finalizar un mandato. Gobernabilidad es gobernar bien y un instrumento clave para ello son las instituciones. También lo son los liderazgos ejemplares. Nuestro país necesita ejemplaridad», enfatizó.

La legisladora agregó que la transparencia, como atributo de gestión, debe contar con tres pilares: acceso a la información pública; participación y control social, y rendición de cuentas. «Debemos retornar a la idea que la función pública es un «servicio público» con una mira puesta en el bien común, en el interés colectivo», recalcó.

El periodista Alconada Mon, por su parte, enumeró los déficits que, a su juicio, aún debe superar nuestro país para encarar un efectivo combate contra la corrupción. Señaló que todavía falta consolidar un consenso político y empresario en torno a la lucha contra este flagelo, al tiempo que advirtió sobre la falta de recursos humanos y presupuestarios adecuados.

«El presupuesto de la Oficina Anticorrupción es de 63 millones. El de Fútbol para Todos es 40 veces más alto», advirtió.

No obstante, se permitió ser algo optimista cuando señalo que «tal vez» sea posible un proceso de mani pulite en la Argentina. «La situación política ha cambiado, se instrumentan reformas legislativas y hay un mayor interés mediático por los casos de corrupción», sostuvo.