Recientemente se lanzó el “Portal de la Transparencia”, iniciativa que el Consejo para la Transparencia y el Gobierno de Chile llevaron a terreno, tras un largo período de estudios y una importante inversión en recursos. Felicitamos a sus impulsores ya que este es otro paso adelante en pro de una institucionalidad fuerte que no solo permita a la ciudadanía participar mejor en las decisiones que el Estado toma en su representación y que les afecta directamente, sino que también para prevenir actos de corrupción que siempre están a la vuelta de la esquina.
Afortunadamente Chile tiene bajos índices de corrupción y también una buena percepción de transparencia en relación con otros países de la región. Esto es bueno porque permite aprovechar mejor los recursos de todos los chilenos, tener instituciones más confiables, mejorar la calidad de vida de las personas más marginadas de la sociedad, un buen clima para atraer inversión extranjera y, quizás lo más importante de todo, que nuestra democracia sea solida y cada vez más robusta.
Pero no podemos quedarnos dormidos: la corrupción dura, aquella que tiene capturado a varios países no muy lejanos a nosotros, busca siempre ampliar su radio de acción. Donde hay corrupción, y más aún si es consecuencia del narcotráfico u otras mafias, hay un alto grado de criminalidad y violencia. Donde impera la corrupción siempre son pocos los beneficiados a costa de los muchos, minando el imperio de la justicia y el bien común, perjudicando en definitiva -como siempre- a los más necesitados.
Valga la introducción para destacar que todos los esfuerzos que nuestra sociedad haga para prevenir que algo semejante llegue a suceder en Chile, son bienvenidos. La Ley de Transparencia ha sido un hito muy importante que ha significado un mayor empoderamiento por parte de la ciudadanía para conocer los actos de las autoridades públicas. A su vez, la autoridad se ve en la obligación de rendir cuentas, de cuidar mejor los recursos fiscales y de compartir mejor sus decisiones con los ciudadanos.
El Portal de la Transparencia que permite acceder a información pública a través de un solo sitio constituye un avance que la ciudadanía sabrá apreciar. Quien tiene información tiene poder. Eso es lo que produce la transparencia, entrega información, antes concentrado en manos de unos pocos, a todo aquel que quiera informarse de la gestión de las autoridades. Y no hay que temer a la transparencia. Quien nada tiene que ocultar, no debe tampoco temer transparentar sus actos, especialmente, cuando éstos tienen efectos en la sociedad.
Con todo, es necesario seguir avanzando en nuestra institucionalidad en pro de la transparencia. En el Congreso descansan varios proyectos que debieran ser aprobados a la brevedad, entre los que se cuenta el de la Probidad en la Función Pública, el que modifica la Ley de Acceso a la Información, el que regula el Lobby, y el proyecto que modifica la ley orgánica de municipios, muy importante puesto que es en los gobiernos locales donde se perciben que hay mayores puntos de vulnerabilidad para que se produzcan actos de corrupción.
Sin duda que el país tiene ciertas fortalezas para prevenir la corrupción, pero para ello se requiere denunciar la corrupción, condenar la corrupción y que no haya impunidad para la corrupción. Esto es algo al que todos los chilenos debemos aspirar, sea del color político que sea, ya que es de interés transversal tener un país íntegro.
Como sociedad debemos ser firmes en las señales que entreguemos.