“Todos ladrones”

 

14 junio Schweiz am Sonntag (Suizo)

El punta pie inicial salió bien: Es cierto que la ceremonia de inauguración no deslumbró a todos y el equipo chileno jugó de manera distraída. Pero al final un triunfo de 2:0 de Chile sobre Ecuador marcó el comienzo de la Copa América, el torneo continental de Sudamérica. Sin embargo había una sombra oscura encima de todo: Desde los descubrimientos del departamento de justicia estadounidense hace 18 días parece evidente que un grupo de funcionarios se llenó los bolsillos a cuenta del torneo.

La corrupción parece tener dimensiones inmensas: Según la justicia estadounidense sobornos de $110m están en relación con las cuatro celebraciones de la Copa América entre el 2015 y el 2023. Mientras todos los que siguieron el desarrollo desde el congreso de la FIFA en Zúrich los conocen a los corruptos de Concacaf, Blazer (EEUU) y Warner (Trinidad y Tobago), parece que los tratos grandes se hacen en la asociación sudamericana, Conmebol. Hugo y Mariano Jinkis, Alejandor Burzaco (todos de Argentina) y José Hawilla (Brasil) se llaman los hombres que el público recién está conociendo. Por medio de la empresa Datisa se aseguraron de los derechos comerciales de los torneos comprando la aprobación de 21 funcionarios de Conmebol, suplementario al valor del contrato de $352m. Entre ellos José Maria Marin, Rafael Esquivel y Eugenio Figueredo, arrestados en Zúrich.

LOS JINKIS todavía son buscados por Interpol, Burzaco se entregó a la policía en sur del Tirol. Hawilla ya confesó en diciembre y desde entonces coopera con las autoridades estadounidenses, que al parecer van a suavizar su pena: Para salvar su piel dejó derrumbar el castillo de naipes de corrupción y entregó a sus socios. Todavía ninguno de los acusados fue condenado. Pero ya son “todos ladrones” para los fans de la Copa América, no importa la presunción de inocencia. Así que no extraña que el presidente de la asociación chilena no tomó la palabra antes del pitido inicial: Sergio Jadue es uno de los funcionarios quienes, según investigaciones del FBI, vendieron sus firmas para sobornos. Esto se extrae del informe aunque no se menciona el nombre de Jadue.

Entonces los medios de comunicación se dirigieron con insistencia sobre Jadue. Sus intentos de explicación causaron más confusión que claridad. La especulación que un discurso suyo en la fiesta de inauguración de la Copa hubiera llegado a pifias es evidente. Por el contrario el jefe de la asociación se quedó en la tribuna de honor. Dos asientos más estaba sentada la presidenta chilena Michelle Bachelet, y para ella tampoco entraba en consideración tomar el micrófono. Ni siquiera se la mostraba en la pantalla del estadio para no exponerla a la ira del pueblo. Todo eso hizo recuerdo al mundial hace un año, cuando la presidenta brasileña Rousseff igual se abstuvo de arengas en el estadio.

LA REPUTACIÓN DE BACHELET está, como la de Rousseff, en el punto más bajo. En mayo, según encuestas, su tasa de aprobación disminuyó a un bajo histórico de 29%. Entretanto la presidenta misma habla de una crisis de confianza. En mayo cambió a la gran mayoría de su gabinete. Las turbulencias más graves de Chile después del fin del régimen de Pinochet en los últimos años de los 80 fueron causadas por una serie de escándalos políticos que pesan tanto al grupo centro izquierda de Bachelet como a la oposición.

La percepción pública de políticos en Chile es similar a la de los funcionarios del fútbol: Los círculos de poder parecen “clubes de amigos”, enchufistas. Pero hay que diferenciar, dice Alberto Precht, director ejecutivo del capítulo chileno de Transparency International: “Hace décadas el fútbol sigue una lógica de corrupción, desde la FIFA hasta las asociaciones sudamericanas, también a la chilena. Sólo así los funcionarios se pueden apalancar en sus cargos y actuar como dioses. Pero mientras en otros países la corrupción ya se anidó en la política, es diferente en Chile en este aspecto.”

DE HECHO “sólo” son prácticas de tráfico de influencias y conflictos de intereses que conmocionaron la política chilena durante los meses pasados. Son apartadas de dimensiones como las del escándalo de corrupción alrededor del gigante de petróleo Petrobras en Brasil. Mientras países como Argentina, Paraguay y, en especial, Venezuela regularmente ocupan puestos muy atrasados en los rankings globales de corrupción, Chile es el líder latinoamericano e incluso está por delante de Austria y Francia.

Los escándalos políticos se volvieron ruido de fondo en Chile, ya no son provocaciones. Pero a más tardar cuando el primero de los acusados sea encarcelado o, como ya se discutió, se cancele la Copa centenaria 2016 a causa de las irregularidades, los escándalos tendrán toda la atención de los fans.